El Príncipe Destronado.


Escribe: Alicia Alina
Tipo: Recomendación



A través de la mirada de un niño de tres años, desplazado de su condición de benjamín por el nacimiento de su hermana, y a lo largo de doce horas, el novelista nos describe la vida y afanes de una familia de la alta burguesía española de los años sesenta: el autoritarismo de un padre vencedor de la guerra, la inseguridad y fustración de una madre cargada de hijos, el enfrentamiento generacional, la crisis de la familia, las inquietudes y terrores del alma infantil, y todo un cúmulo de sugerencias y circunstancias vistas siempre con humor, ternura y a veces también con desgarro. 

A través de una novela simplemente impresionante, Delibes transforma algo cotidiano en un mundo de princesas y castillos flotantes, dónde sobrevivir es una dura tarea. Con la inocencia de los ojos de un niño pequeño he conseguido enamorarme de cada una de las letras de este autor, y sentir que la realidad, aunque no nos lo parezca, puede llegar a igualar la fantasía, e incluso superarla.
Los personajes son de carne y hueso, tan tangibles que podrías encontrártelos comprando el pan frente a tu casa, o cruzártelos por las escaleras. Son la familia noble perfecta de los años en los que se desarrolla la trama, y se envuelven en un halo de machismo y religiosidad que aún vemos hoy en día.
Un dato de interés para los que compréis la edición que vemos arriba es que hay cantidad de notas a pie de página, y aunque muchas veces lo vemos pesado, ayuda a comprender la obra, se convierten en una parte más de la lectura y no solo amplian tu vocabulario, sino también tu conocimiento sobre la época y aportan datos de interés a la lectura. Otro punto a favor para el pequeño principito.
Lo que más me atrajo del libro en un primer momento fue la portada, tan simple y hermosa, en la que se ve a un niño con una corona de cartón alrededor de la cabeza. Esta foto me recordó a los tiempos en los que nos escondíamos debajo de las sábanas, e imaginábamos que estabamos en una tienda de campaña y que fuera había terribles dragones y peligros. Comparado con la era actual, en la que un niño de siete años está enganchado al ordenador y a los videojuegos, aquella forma de diversión, de la mano de un palo y un trozo de papel, se me antoja algo casi mágico.
Tratándose del gran Delibes, no creo que haya nada que decir sobre la escritura (perfecta, perfecta, y perfecta) ni sobre la gran habilidad que tiene para narrar con héroes tan pequeños, que ya quedó clara en "Cinco horas con Mario", libro que tengo pendiente. Además, es envidiable cómo consigue estirar el tiempo (un solo día) de forma que no haya relleno, ni partes aburridas.